A tan corta edad iniciar el jardín infantil, pueden estar demasiado pequeños para comprender que aunque los padres los dejen en el jardín, volverán a buscarlos más tarde. El miedo a sentirse abandonados es lo más duro para ellos, por eso rompen en llanto a la hora de despedirse.
Probablemente dirá que no quiere quedarse, y los días siguientes argumentará que prefiere permanecer en casa, porque tiene que dibujar o ver sus dibujos animados favoritos.
También pueden manifestar que les duele la cabeza o el estómago, lo que no siempre debe menospreciarse, ya que puede que en realidad sea así, producto de la tensión.
Frente a estos síntomas, los padres deben ser comprensivos, pero siempre mantener la calma y no ceder ni mostrarse complacientes, ya que ello dificultaría su proceso de adaptación. Cómo padres, debemos mantenernos firmes, motivando siempre a nuestros niños a superar sus miedos.Aunque desearíamos que nuestro hijo o hija, atravesara esta etapa sin "sufrir", debemos tener presente que ellos crecieron, y el adaptarse a nuevos lugares, personas y situaciones, es algo que tendrán que hacer repetidas veces durante su vida. Quizás esta es la más difícil, por ser la primera, pero pronto veremos cómo los temores y angustias van quedando atrás y nuestros pequeños se transforman en felices y entusiastas alumnos.
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